El Gobierno de Lula ya bajó línea a sus industriales. El objetivo contempla mayor agresividad para dar valor agregado a las materias primas. Para ese fin será crucial la energía paraguaya que produce la usina de Itaipú. En contrapartida, en Paraguay no existe nada construido para ayudar a los empresarios locales, con una política nacional de más energía y a menor precio.
Fue el propio vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, quien convocó al sector privado. Fue en la semana que asumió Lula al poder. El contenido de la reunión fue diseñar en sinergia Gobierno y sector privado «una nueva política industrial», que permita a Brasil superar su condición de exportador de materias primas.
Recordemos que Alckmin asumió el Ministerio de Industria y Comercio, tarea que comparte con la vicepresidencia. Lula y Alckmin, como Gobierno, ya hablan de una «reindustrialización». Es el título del plan que apunta a dar mayor valor agregado a la producción y a las exportaciones brasileñas. En tanto, es triste ver que en el lado paraguayo, en el año de la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú, no hay un esbozo de qué hacer. Tenemos un Gobierno ausente y un sector privado que no pasa, en algunos casos, del simple plagueo.
La Tribuna tiene un compromiso con su historia. Por eso toma como una de sus banderas el uso de la energía de Itaipú. No es un capricho contra el Gobierno. Tampoco busca animadversión con los empresarios. Sólo trata de generar conciencia, o al menos debate, sobre la importancia de la energía paraguaya que produce la Binacional para el desarrollo del país.
Queremos evitar que Lula use su experiencia y oficio y vuelva a imponer una declaración conjunta como hizo cuando con la firma de Lugo dejó expresamente establecido que Paraguay debía vender su energía de la Itaipú en el mercado brasileño. Es más, ese acuerdo se conoció mediante un comunicado emitido por la misma la Cancillería Nacional. Incluso ganó portadas en todos los medios. Hoy toda esa cadena de hechos puede volver a suceder.
Creemos que Paraguay tiene que definir qué posición tomará respecto a la Binacional. Hoy no se sabe. La Nación guaraní debe hacer valer su derecho a la libre disponibilidad del 50 porciento de la energía que le pertenece. A 50 años de la firma del Tratado de Itaipú ya no cabe la sumisión paraguaya al manejo arbitrario que hace Brasil.
Lamentablemente, mientras en Paraguay hasta se evita el tema, Lula ya reunió a sus industriales y les habló de «una nueva política industrial» y de la «reindustrialización». Así las cosas, la famosa renegociación puede salir más fácil a Brasil que la misma guerra de la Triple Alianza y la toma de los Saltos del Guiará. Aunque pueda parecer duro los puntos señalados, dentro de una moraleja, algo de verdad está en lo expresado.