“La imprevisibilidad es la nueva normalidad”, así señala Tom Standage en su artículo en la revista inglesa The Economist. Es lo que la realidad ha venido demostrando en el mundo pos Covid. Así por ejemplo, se esperaba que el 2022 a nivel global sea el año de la plena recuperación tras la pandemia, con el fin de las restricciones y la vuelta a la normalidad.
Sin embargo, el año que terminó fue el año de la guerra, de la inflación, de la crisis de la energía, la crisis de las materias primas y de los fenómenos climáticos extremos como las sequías y las inundaciones.
El analista Standage sostiene que “en retrospectiva, marcó la pandemia el final de un período de relativa estabilidad y previsibilidad en geopolítica y en economía. El mundo de hoy es mucho más inestable y convulsionado por las vicisitudes hijas de las rivalidades entre las grandes potencias, por las réplicas de la pandemia, por el clima extremo y por el rápido cambio social y tecnológico”.
En ese marco analiza 10 puntos que en el 2023 tendrán impacto a nivel global y son: La guerra en Ucrania; los precios de la energía, la inflación, las tasas de interés, el crecimiento económico y la escasez de alimento, todo dependerá de cómo se desarrolle el conflicto en los próximos meses. “Rusia intentará prolongar el conflicto con la esperanza de que la escasez de la energía y los cambios políticos en Estados Unidos socaven ar el apoyo occidental a Ucrania”.
Según la publicación “se avecinan las recesiones. Las principales economías entrarán en recesión a medida que los bancos centrales aumenten sus tasas de interés para sofocar la inflación”. Estima que la recesión podría ser leve para la economía de los Estados Unidos y brutal para los países de Europa y de los países pobres.
El mundo seguirá avanzando en el reemplazo de los combustibles fósiles por fuentes de energía limpias y renovables como la eólica, la solar, la nuclear y el hidrógeno.
Habla también del potencial surgimiento de nuevos frentes de conflictos. En ese sentido podría acentuarse la tensión entre China y Taiwán, India con China por el Himalaya y Turquía y Grecia por islas en el mar Egeo.
Entre las previsiones también se señala que en el 2023 habrá un gran crecimiento en el sector de turismo alcanzando niveles del 2019 y novedades en materia de alta tecnología y la inteligencia artificial.
¿Cómo repercute todo esto en Paraguay?
La crisis del Covid y la guerra de Ucrana ha dejado en evidencia de cómo los hechos que suceden en lejanos lugares impactan en nuestra economía.
Así el precio del combustible en Parguay experimentó un enorme incremento a raíz de la guerra de Ucrania, lo que terminó afectando a la economía familiar, por la inflación desatada como efecto de dicho incremento.
A nivel local, las previsiones de organismos internacionales como el Banco Mundial y el ministerio de Hacienda han señalado que la economía paraguaya experimentará un crecimiento del 4,5 por ciento y que habrá una reducción del índice de inflación.
Sin embargo, para el economista Luis Rojas, no hay que entusiasmarse con tales anuncio porque el crecimiento previsto representa solamente un “efecto rebote” de dos años de no crecimiento y más aún porque los beneficios no llegan a sectores de clase media y baja de la sociedad.
En ese sentido, recomendó prudencia en los gastos y sobre todo a la hora de asumir nuevas deudas, porque los impactos de la recesión a nivel global pueden repercutir en Paraguay.
El 2023 también es un año político, por las elecciones generales del próximo abril. Las disputas políticas suelen generar crispaciones sociales y extrema polarización. En ese marco también para este año está prevista la renegociación del Tratado de Itaipú, lo que requerirá un alto grado de cohesión social para lograr resultados beneficiosos para el país.